CF. ÉPILA, 0 AT. CALATAYUD, 1
CF. ÉPILA, 0 AT. CALATAYUD, 1
Fernando Rosel Lana. Socio del Épila y seguidor habitual del fútbol aragonés.
EL ÉPILA “JUEGA A HACER EXPERIMENTOS” EN LA PRIMERA MITAD DEL ENCUENTRO, Y ACABAN “EXPLOTÁNDOLE EN LAS MANOS”, CAYENDO EN LA HUERTA, NAUFRAGANDO EN EL PRIMER PARTIDO ANTE SU AFICIÓN, DANDO UNA MALA IMAGEN, E INFLIGIÉNDOLE UNA GRAN DECEPCIÓN, EN UN FATÍDICO Y FANTASMAGÓRICO ENCUENTRO, EN DONDE SU PORTERO FABRE, TUVO QUE SALIR COMO JUGADOR DE CAMPO, EL ÚLTIMO CUARTO DE HORA DEL ENCUENTRO
DATOS DE INTERÉS PREVIOS AL PARTIDO
Los epilenses, que habían comenzado la liga sumando los tres puntos a domicilio, recibían en su estadio de La Huerta a un Calatayud que, por el contrario habían comenzado la temporada tropezando en su estadio, de manera un tanto inesperada, frente a al Andorra.
En principio se trataba de un interesante encuentro, en donde los anfitriones tenían el reto de revalidar su primer triunfo a domicilio, con una victoria en casa ante su Afición, mientras que los bilbilitanos afrontaban el suyo, intentando no sumar una nueva derrota, que los podría dejar en principio ya un “poco tocados”, respecto a sus aspiraciones en este arranque liguero. En este sentido, la victoria epilense, en caso de producirse, les daría un buen espaldarazo ante su público, de cara a seguir bien situado en el grupo de favoritos, mientras que la victoria bilbilitana, cuestionaría bastante el buen comienzo liguero de los epilenses, al tiempo que supondría un auténtico bálsamo para los bilbilitanos, que amortiguaría mucho el “golpe” sufrido con su primera derrota en casa. Por otra parte, el empate, no se vería mal resultado para los visitantes, pero dejaría cierto “mal sabor de boca” a los epilenses, que se quedarían más con la sensación de haber perdido dos puntos, que de haber sumado uno.
La realidad, como vamos a ver a continuación, fue que el encuentro dejó un fuerte “sabor amargo” a los epilenses, que vieron perder los tres puntos ante su Afición, produciendo una cierta preocupación y una intensa decepción, quedando cuestionado el comienzo liguero del equipo de La Huerta
ASPECTOS AMBIENTALES Y OTRAS CIRCUNSTANCIAS
El partido, se jugó en césped natural en buen estado del césped, pero con ciertas irregularidades en el firme del terreno de juego, que dificultan en cierta medida, la buena práctica del fútbol, con una temperatura agradable de 27º y un ligero viento que no dificultó la práctica del fútbol.
El encuentro fue presenciado por una discreta entrada de público local, sin que afortunadamente se produjeran ningún tipo de incidentes, desarrollándose todo en las gradas, con total y absoluta normalidad.
Destacamos que en el encuentro se produjo el saque de honor, por el Alcalde de Épila, y el responsable de las obras del complejo de BonÁrea en Épila
LABOR ARBITRAL
La siempre difícil labor arbitral, fue llevada a cabo por el colegiado Sr. Ceamanos Sobradiel, auxiliado en las bandas por los Srs. Cots González y Cote Aragón. Labor, en la que el árbitro principal y sus auxiliares de banda, estuvieron a nuestro entender en general bien, en un partido que, en ciertos momentos, no fue nada fácil de arbitrar.
PLANTEAMIENTOS, JUGADAS CLAVE Y GOLES DE LA PRIMERA PARTE
La primera parte del encuentro, tras el saque de honor inicial por el Alcalde del Ayuntamiento y el responsable de las obras de BonÁrea en Épila, fue desde un principio anodina por parte epilense, que pareció ceder la intensidad del juego a un Calatayud, que salió a por todas desde el mismísimo pitido inicial.
Ya en las primeras jugadas, el Calatayud se fue hacia arriba a por el partido, poniendo en evidencia ciertas posiciones defensivas epilenses, que se hicieron notar por su falta de concentración, porosidad y fragilidad que, metiendo ya las primeras sensaciones de susto en los aficionados locales, hacían presagiar lo que un poco más tarde iba a ocurrir.
En este contexto, en el minuto-11 se iba a producir un derribo clarísimo dentro del área de un jugador bilbilitano que había roto la posición a la quebradiza e insegura defensa epilense, derribo que el sr colegiado considera reglamento en mano como penalti que, lanzado por Aznar, hace subir al marcador el cero a uno, para los suyos.
Tras este gol, el Épila siguió anestesiado, maniatado, pierna-atado y cabeza-atado, presa de la táctica magistral de los bilbilitanos, que consiguieron desactivar los motores principales de la maquinaria del centro del campo epilense, y convertir en “papel mojado” cualquier asomo ofensivo de la delantera local, al mismo tiempo que con mucha garra y presión, los jugadores del Calatayud, conseguían llevar la manija continua del encuentro, anulando prácticamente todo intento de combinatoria en el juego epilense, llegando incluso a realizar llegadas con peligro al área de su portero Fabre.
El partido, no cambiaba de dueño, mientras jugadores de calidad y eficacia contrastada, seguían esperando su turno para salir, en el banquillo epilense.
Solo dos veces, en los últimos siete minutos de esta primera mitad, por mediación de Marcos y Latapia, consiguió acercarse con peligro el Épila a la portería bilbilitana, muy bien defendida por Cristóbal.
PLANTEAMIENTOS, JUGADAS CLAVE Y GOLES DE LA SEGUNDA PARTE
En la segunda mitad, el técnico epilense al “verle las orejas al lobo bilbilitano”, tiró de banqueta, cambiando de salida a tres de sus jugadores de campo, poniendo prácticamente toda la “artillería pesada en el campo de batalla”, en el intento de apretar arriba, y hacer que el Calatayud “arrugara el ombligo” y encogiera sus líneas.
Ésto tuvo su efecto, y de salida el Épila se fue arriba, con todo su potencial ofensivo, pero el Calatayud no se arrugó, y muy bien colocado en el campo, con una excelente concentración e intensidad en todos sus jugadores, dando toda una lección de pundonor y autoconfianza en el campo, aguantó los minutos del “vendaval” epilense, y supo mantener su puerta a cero, con una excelente defensa y una actuación soberbia de su portero Cristóbal, que se “jugaba el tipo” en cada balón que entraba en sus dominios, en lucha feroz con los delanteros epilenses.
El partido entró en el último cuarto de hora, y el Épila tuvo que recurrir a llevar a cabo unas sustituciones estrambóticas, que acaban con el portero Fabre como jugador de campo. Al final, nada cambiaría ya, y los bilbilitanos se llevarían justamente los tres puntos.
DESTACADOS DEL ENCUENTRO
Por parte del Épila, solo cabe destacar el esfuerzo que pusieron durante los últimos minutos de la primera parte, y durante bastantes minutos de la segunda, algunos de los delanteros epilenses, en su esfuerzo por marcar el ansiado gol, siendo todo lo demás fantasmagórico y evanescente
Por parte del Calatayud, es de destacar toda la mentalización que como equipo tuvo durante todo el encuentro, y la intensidad y autoconfianza en el triunfo de todos sus jugadores, siendo especialmente relevante la actuación de su portero Cristóbal que, en la segunda mitad, se batió como un auténtico jabato, llegando incluso a poner en peligro su integridad física, en algunas de sus espectaculares salidas, y en algunos cuerpo-a-cuerpo, con los “tanques de ataque” epilenses.
EPÍLOGO
En definitiva, un partido poco vistoso, pero a la vez muy interesante y vibrante, que dejó una profunda decepción en los aficionados de La Huerta, que esperaban mucho más de su equipo. Y por el contrario, un espaldarazo importante para los bilbilitanos, que reparan la dolorosa derrota de la jornada anterior, con una gran victoria en La Huerta epilense, ante un rival que se supone siempre difícil en su feudo.
A raíz de este decepcionante partido para los epilenses, los responsables técnicos y directivos, tienen el reto de asumir el análisis de lo ocurrido para dar esta fantasmagórica imagen, y reparar lo antes posible “las averías” que la han ocasionado, si no quieren perder opciones importantes de equipo serio, antes de tiempo.