CF. CALAMOCHA, 2 - CF. EPILA, 1
CF. CALAMOCHA, 2 - CF. EPILA, 1
UNA VEZ MÁS, EL ÉPILA SE AUTODERROTA POR FALTA DE CONVICCIÓN EN EL TRIUNFO, Y DE UNA ALARMANTE DESCONCENTRACION EN LOS MINUTOS FINALES DEL ENCUENTRO, Y PONE PRÁCTICAMENTE EN BANDEJA AL CALAMOCHA, EL ASCENSO A TERCERA DIVISIÓN
Fernando Rosel Lana. Socio del Épila.
Como ya dijera en su día el gran Johan Cruyft, el futbol es un juego que juega con la cabeza ayudándose con los pies. Y yo añado, que donde no hay cabeza bien puesta y bien compuesta, los pies solo pueden correr, esperando derrumbarse en algún momento, fruto de la desorientación, el desconcierto, la desconfianza y el desánimo.
Dije hace ya muchas jornadas atrás, que la plantilla epilense presentaba claros síntomas de intoxicación mental, y que alguien con responsabilidad sobre ella, debería haber hecho la labor de desintoxicación correspondiente y necesaria, siendo evidente para cualquiera, que los responsables más directos a la hora de haber llevado a cabo esa tarea, no pueden ser otros que el Técnico y la Directiva del Club, moleste a quien moleste y dejando muy claro que no es mi intención en absoluto molestar a nadie lo crean o no.
Un error arbitral provocado por el ingenio de un jugador del Calamocha a la hora de forzar al colegiado a pitar la pena máxima que dio lugar al empate de los locales, junto a una falta de convicción de los epilenses en la victoria, cuando el marcador estaba a favor, y una “ descomunal tragada de balón” a la manera de un “tragabolas infantil de recinto ferial”, propia de tercera regional, en la zona del costado izquierdo epilense, propiciando el juego de “la Oca a Oca y tiro porque me toca”, entre los excelentes jugadores de color del Calamocha Moria y Matar, acabando en un bonito gol de fútbol de salón, enviando el balón a un segundo palo “huérfano de padre y madre”, haciendo posible que a dos minutos del final del encuentro, Matar poéticamente hablando acabara matando al Épila, con un cabezazo de libro, dieron el triunfo al Calamocha, y le pusieron en bandeja su ascenso a la Tercera División.
Quien tenga la cabeza firme, tendrá también firmes los pies, y quien no tenga seguras las ideas no podrá tener firmes o asegurar los pasos. Y es que como escribiera el gran Shakespeare su obra Julio Cesar, poniéndolo en boca de uno de sus personajes, “La culpa querido Brutus no es el Destino, sino de nosotros mismos que nos rendimos a él”.
Tras este resultado, el Calamocha tiene mucho más claro su ascenso a la tercera división, habiendo incluso metido tierra por medio en relación a todos sus rivales directos. Mientras que el Épila, tiene si no matemáticamente si prácticamente, casi todas sus opciones de ascenso finiquitadas, y aunque deberá seguir intentándolo hasta el final, lo cierto es que su Directiva debería ir pensando ya en un Proyecto serio, ambicioso y coherente para la próxima temporada, tras pasar eso sí, inexcusablemente por el filtro de la autocrítica más exigente, todo lo llevado a cabo en este temporada, especialmente cuando tras haber descendido de categoría en la temporada anterior, con el Proyecto actual no ha podido o sabido volver a ella, a pesar de habérselo propuesto y hecho público como su objetivo principal.