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Real Zaragoza, 0 - Cádiz CF, 2

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El cuadro aragonés se hace el arakyri a base de expulsiones, ante el distinto rasero del colegiado desde el minuto uno

En el año 2017 el Real Zaragoza en competición de Liga ha ofrecido a su afición la friolera cifra de cuatro victorias en el Estadio Municipal de la Romareda. Con ello queremos indicar que no sólo las actuaciones de los colegiados son los motivos por los que el rendimiento del cuadro maño es tan nefasto ante su público. Así no podemos aspirar a nada. Un equipo que quiere conseguir algo, tiene que hacerse fuerte en su estadio, y dejarse de palabras y pasar a los hechos.

El partido once contra once tampoco tenía muy buenas sensaciones. El cuadro amarillo era dueño del balón, y los Natxo González a penas creaban situaciones de peligro. La expulsión de Verdasca vino como consecuencia de que el colegiado había desquiciado al equipo con alguna acción no pitada sobre Febas, pero eso no es justificante para irte del partido y decirle al árbitro cualquier cosa. Eres un profesional y tienes que seguir aguantando, más bien por el bien de tu equipo y de tus compañeros. 

Después de la expulsión del portugués, el dominio del Cádiz se acrecentó. Sólo fue al inicio de la segunda mitad cuando los andaluces pudieron ponerse por delante en el marcador en un balón en profundidad que nada pudo hacer Cristian para evitar el tanto. Luego vino el  mal entendimiento entre Valentín y el meta argentino, que originó la mano fuera del área que propició la expulsión del portero.

De ahí al final el Cádiz presionó al Real Zaragoza que a base de casta y del apoyo de la grada, sacó fuerzas de donde no las había y continuó dando la cara, hasta que el 0-2 llegó para sentenciar el choque. No nos podemos conformar con asumir la situación, y tenemos que poner un punto y final a la sangría que supone jugar en la Romareda. Así, sólo estaremos expuestos a las machadas de fuera del campo municipal. Vale de palabras y más hechos.