CF Épila 2 AD San José 1
CF Épila 2 AD San José 1
Fernando Rosel Lana
TITULAR SINÓPTICO
EL ÉPILA GANA SU PARTIDO EN “LA HUERTA”, PASANDO DE UNA OSCURA, ANODINA Y CASI SIN PULSO PRIMERA MITAD, A UNA INTENSA Y BRILLANTE SEGUNDA PARTE, SIN PASAR POR UNA ZONA DE GRISES INTERMEDIOS, FRENTE A UN SAN JOSÉ QUE, SIGUIENDO FIEL A SU ESTILO INTENTÓ, SIN ÉXITO, “PESCAR DE NUEVO EN AGUAS DISTINTAS A LAS DE SU ESTADIO”
DATOS DE INTERÉS PREVIOS AL PARTIDO
El Épila volvía con los “galones recuperados” a su fortín de La Huerta, tras reconquistar el segundo puesto perdido hacía dos jornadas, al caer derrotado en su propio terreno, precisamente por uno de sus rivales más directos, de cara a sus pretensiones de ascenso al final de temporada, y después de haber conseguido una victoria muy trabajada y balsámica frente al Cella. Y lo hacía frente a un San José 13º en la tabla con 12 puntos, y con la peculiar y paradójica cualidad de haber sido nada más y nada menos que 10 de esos 12 puntos, los conseguidos como visitante, lo cual hacía pensar que los locales tendrían que lidiar con esa especie de “anomalía futbolística” y que, aunque partía como claro favorito, debería salir con las “orejas bien tiesas”, para no dejarse sorprender por tan peculiar rival.
CIRCUNSTANCIAS AMBIENTALES
El partido, se jugó en césped natural en un aceptable estado, con una temperatura algo fresca y algo de viento, que en ningún momento dificultó la práctica normal del fútbol. En cuanto al público asistente, hay que señalar que La Huerta registró una excelente entrada, y que los aficionados siguieron el encuentro de manera apasionada pero correcta en todo momento, y sin que en ningún momento se produjeran, afortunadamente, incidentes negativos de relevancia, tanto dentro como fuera del terreno de juego.
LABOR ARBITRAL
La siempre difícil labor arbitral, fue llevada a cabo por el colegiado Sr. Fernández Martínez, auxiliado en las bandas por los Srs. Nivela González y Horndler Gil, que fueron protestados en algunas de sus decisiones por buena parte de la grada, pero que en cualquier caso podemos decir que su actuación, no influyó en absoluto en el resultado final del encuentro.
PLANTEAMIENTOS, JUGADAS CLAVE Y GOLES DE LA PRIMERA PARTE
En este primer periodo de juego, fue el San José quien puso en escena desde el pitido inicial más ambición, iniciativa, presión e intensidad en el partido, frente a un Épila que salió muy apagado, sin apenas “revoluciones en su motor”, con escasa intensidad, impreciso y muy espeso en ideas.
Como producto de ello, en el temprano minuto-3, el equipo visitante ejecutó un ataque por banda derecha y tras una asistencia jugando el balón largo al segundo palo, el jugador zaragozano García Abán libre totalmente de marca, cabecea a las redes epilenses el cero a uno para su equipo.
El encuentro siguió durante muchos minutos con un Épila sin conseguir entrar en el partido, y poniéndose de manifiesto en La Huerta un juego casi más propio de patio de colegio. Tendría que llegarse al minuto-23, para que los locales consiguieran tirar entre los tres palos de la portería del San José, defendida por Ralla.
En el minuto-30, son los zaragozanos los que tienen una oportunidad bastante clara de haber conseguido el segundo gol, pero la ocasión no es aprovechada, y el balón se pierde saliendo desviado de la portería epilense defendida por Fabre.
En los últimos cinco minutos de esta primera mitad, el Épila tuvo dos ocasiones para haber empatado el encuentro, la primera en el minuto-40, con una buena jugada elaborada entrando dentro del área zaragozana, pero es anulada por fuera de juego, cuando los delanteros epilenses estaban ya en boca de gol. La segunda justo a continuación en el minuto-41 con internada en el área de nuevo en este caso del jugador epilense el Nano Rosagaray, y tiro de éste que tapona excelentemente el portero del San José, blocando por bajo, en un magnífico mano a mano de ambos.
Podemos decir que el Épila, estuvo “jugando con fuego” durante muchos minutos de la primera mitad, con respecto a que se le escapara el encuentro de las manos, llegando a producir cierta inquietud en el técnico epilense, al ver la dormidera y aflojamiento inicial de sus jugadores, que parecía haber entrado en una especie de “anestesia preoperatoria previa a la entrada a quirófano”, dando la impresión de no haberse enterado que el partido había comenzado, por lo que tuvo que arengarlos constantemente y con intensidad manifiesta desde la banda, para intentar despertarlos del manifiesto letargo mostrado en el campo.
PLANTEAMIENTOS, JUGADAS CLAVE Y GOLES DE LA SEGUNDA PARTE
En esta segunda mitad, “el guión de la película” se invirtió y si en la primera parte del encuentro, fueron los epilenses los que salieron con la “tostada cefálica quemada” al encajar en el tempranero minuto-3 el gol en contra, en la segunda mitad fueron los zaragozanos los que salieron casi con total cronosimetría con la “empanada hipnótica en la testa”, encajando en el minuto-1 el gol del empate y, solo justo cuatro minutos después, el segundo y definitivo tanto que les causó la derrota.
En este sentido, los epilenses tras su paso por vestuarios fueron desprogramados de su estado cuasi hipnótico, y tras recibir su correspondiente dosis de “adrenalina mental”, salieron al campo con una intensidad, “hambre de gol” y claridad de ideas, que nada tenía que ver con lo mostrado en la primera mitad, pasando en lo que respecta a la actitud y calidad en el juego, del “más oscuro negro, al más brillante e intenso blanco, sin transitar por la zona de grises”, y justo en el minuto-46, cuando ni siquiera había pasado el primer minuto de juego de la segunda mitad, el central epilense Berges conseguía el gol del empate, como resultado de una segunda jugada derivada de un lanzamiento de esquina.
Justo cuatro minutos después, en el 50 de partido, un Épila enardecido en ataque encuentra la chispa de su mago el Nano Rosagaray, entra en trance con el balón en los pies, combina su peculiar geometría de verticalidad con horizontalidad, profundizando metros y luego buscando tiro a la diana, y con un tiro raso y bien colocado a la cepa del poste derecho de la portería zaragozana, bate irremisiblemente a Ralla, haciendo el dos a uno para su equipo, y “elevando la serotonina” en los aficionados de la grada epilense.
El San José, tras este segundo gol que le dio la vuelta al partido, sintió el “zarpazo” de los locales, y el técnico epilense vio el momento oportuno para irse definitivamente a cerrar el partido, optando por dar salida en el minuto-51 al Galgo Dani, retirando del terreno de juego a Amizicia, que estuvo algo gris en este partido. La salida de Dani Alonso al terreno de juego, dio al Épila todavía más revoluciones y velocidad al equipo, generando más inquietud en la defensa zaragozana, sumando de esta manera más pólvora explosiva en ataque, intentando establecer el tridente geométrico ofensivo-letal, formado por el mismo Galgo, Adrián Molina con su incansable trabajo, y el Mago Nano Rosagaray, sacándose más que de tanto en vez “conejos de la chistera”.
El Épila pasó a ser dueño y señor del partido, y el San José empezó a sufrir sin balón, pero defendiéndose con ahínco conseguía que el Épila no pudiera cerrar definitivamente el encuentro marcando un tercer gol, que le diera la tranquilidad suficiente hasta el final del encuentro. En esta fase del partido, se vivieron en La Huerta los mejores minutos de fútbol, que hicieron olvidar la anodina e insulsa primera mitad.
En los últimos cinco minutos del encuentro, el Épila se desmelenó y el mago Rosagaray explotó del todo en su juego, haciendo dos jugadas meritorias de gol, que elevaron el entusiasmo de la grada. La primera en una asistencia a Vakerito, quien en un mano a mano con el portero zaragozano Ralla, éste logra por poco arrebatarle un balón en boca de gol. Y la segunda ganando la línea de fondo, encara al portero Ralla, y casi sin ángulo de tiro, el mago estrella el balón en el primer palo, dando lugar al coreo del consabido ¡¡¡uyyyyy!!! en la grada.
El partido concluyó con un Épila volcado y muy metido en la consecución del tercer gol que le cerrara definitivamente el partido, y un San José que se defendió bien del rapto de desmelenada intensidad epilense intentando también acercamientos esporádicos a la portería local, que les permitiera al menos llevarse un punto de La Huerta, que no llegarían a conseguir.
DESTACADOS EN EL ENCUENTRO
Dejando a un lado la primera mitad, que dejó bastante que desear por parte de los jugadores epilenses, destacaron por parte del Épila la buena actitud y el buen hacer de la práctica TOTALIDAD de sus jugadores en la segunda mitad del encuentro, y de manera especial Sergio Diloy que fue una auténtica máquina creativa de juego en el centro del campo, y la magia del Nano Rosagaray que, aunque no despertó del todo hasta la segunda mitad, marcó la diferencia sobre el resto de los veintidós jugadores sobre el terreno de juego. Y por parte del San José, destacaron su defensa Ricardo Cea, y su goleador Pablo García Abán.
Una semana más, también debemos destacar por parte del Épila, la actitud y buen hacer, de su entrenador, esta vez sin excepciones, por sus acertadas decisiones tácticas antes del partido y durante el mismo, el buen manejo y gestión táctica de los últimos minutos, y destacando especialmente la labor de mentalización y de “inyección de adrenalina” en el vestuario, tras acabar la primera parte del encuentro, en donde predominó una anodina y baja intensidad de sus jugadores, durante muchos minutos de esta primera mitad del encuentro, y dando lugar a que el equipo rival se enseñoreara demasiado, tiempo en el fortín de La Huerta, destacando también a la Afición epilense que, aguantando con paciencia ejemplar la insulsez y el descentramiento de los jugadores del Épila durante excesivos minutos de la primera mitad, no perdieron nunca la confianza en que su equipo podía, como así sucedió, darle la vuelta al marcador, animando entusiasmados el despertar de su equipo, desde el mismo comienzo hasta el mismo final de la segunda parte del encuentro.
EPÍLOGO
Después de este resultado, el Épila “espanta los fantasmas de su último naufragio” en La Huerta, ganando con solvencia a un San José, que como viene siendo habitual en él, intentó de nuevo con gran ahínco y vehemencia, “pescar en aguas distintas” a las de su propio estadio. De esta manera, los epilenses mantienen su posición privilegiada de segundo en la tabla, aunque ahora a tan solo dos puntos del líder, tras el empate de éste en su feudo. Por su parte, el San José tras esta derrota, se queda ahora muy cerca de los “pies de los caballos”, al estar a un solo punto de los puestos de descenso.