CF. ANDORRA, 1 - CF. EPILA, 1
Andorra 1 Épila 1
EL ÉPILA DEMOSTRÓ SU POSICION ACTUAL EN LA TABLA EN EL JUAN ANTONIO ENDEIZA, NO ARRUGÁNDOSE EN NINGÚN MOMENTO FRENTE A UN GRAN ANDORRA, EN UN ENCUENTRO DONDE EL REPARTO DE PUNTOS HIZO JUSTICIA.
Fernando Rosel Lana
Los andorranos, situados en 5º lugar en la tabla con 10 puntos y un golaverage a favor de (+3), recibían en el Juan Antonio Endeiza a los epilenses en calidad de líderes, tras haberles arrebatado éstos precisamente en la jornada anterior el primer puesto de la clasificación, figurando en la tabla con 12 puntos, y con un golaverage a favor de (+5).
El encuentro apuntaba, a priori, como uno de los partidos relevantes en el cartel de la jornada-6, al jugarse en el mismo algo más que los consabidos tres puntos, por entrar en juego otros factores, como la importancia del golaverage particular entre dos de los equipos a contar para estar arriba al final de temporada, o la permanencia o pérdida de los epilenses del primer puesto de la clasificación.
Según los números, el Andorra evidenciaba tener menos pegada de cara al gol que los epilenses, pero contaba a su favor con el dato de haber sabido guardar mejor su portería, al encajar un menor número de goles.
El partido, que se jugó con buena temperatura, buen estado del terreno de juego y con buena asistencia de público, respondió a las expectativas de ser el partido de la jornada, viéndose de principio a fin un encuentro intenso, con buen fútbol e incierto en cuanto al resultado final, al que solo le sobró, en los últimos momentos del mismo, el desagradable espectáculo de la violencia, cuando ya “la olla estaba al borde de la ebullición” por la presión acumulada de un partido de estas características, como resultado de una tangana en la banda entre jugadores andorranos y epilenses, que acabó en el minuto-89, con la expulsión con tarjeta roja directa, del jugador epilense el Mono Esteban, por motivos que en el momento de escribir esta crónica desconocemos..
En la primera mitad, el Épila puso de manifiesto en el campo su posición de líder, demostrando un excelente posicionamiento en el campo, unos muy buenos movimientos con el balón y sin él, y una actitud señorial de todos sus jugadores, dirigidos muy bien y en todo momento, por la batuta y espíritu de su técnico Miguel Catalán.
En este sentido, hay que señalar que el Épila, con un gran oficio y calidad, no dejó desplegar el buen fútbol andorrano, durante toda esta primera mitad, en donde apenas se produjeron acercamientos de peligro al área epilense.
En la segunda mitad, el Andorra salió más intenso y más vertical hacia la portería epilense, y empezó a dar más sensación de peligro conforme iba avanzando el partido, arropado por la presión de la grada de aficionados andorranos que alentaron con intensidad a su equipo en todo momento. No obstante, el Épila supo aguantar bien la presión, durante prácticamente toda esta segunda mitad, hasta que en los minutos de descuento, el Andorra pudo romper la defensa epilense, y conseguir la igualada en el marcador, que había llevado en contra desde los mismos inicios de esta segunda mitad.
Las jugadas más relevantes del encuentro fueron las siguientes:
Tras los primeros minutos de respeto mutuo, en el minuto-4 los jugadores epilenses Adrián Molina y Pablo García, llevan a cabo una combinación que da lugar al primer acercamiento del Épila al área del portero andorrano Pedro Mayo, aunque acabando sin peligro real.
En el minuto-11, se produce la segunda llegada del Épila, que concluye con tiro por encima del larguero andorrano.
El dominio en el balón y en los espacios es esos momentos claramente epilense, y el Andorra busca la opción de balones largos desde la defensa, que se pierden sin eficacia alguna para su juego.
En el minuto-21, se produce la primera llegada andorrana a las inmediaciones de la portería epilense, que acaba con un remate de cabeza de un jugador andorrano, que prolonga el balón mansamente a las manos del portero visitante Fabre.
De aquí al final de la primera mitad, el Andorra continuó sin encontrar la llave del partido, ante un Épila sin fisuras, con calidad, actitud y oficio, que dio como resultado que el colegiado del encuentro decretara el final de esta primera mitad, sin que se moviera el marcador.
Reanudado el encuentro, en el minuto-48 se produjo un inesperado gol epilense que asombró a propios y extraños, como consecuencia de un tiro espectacular desde el centro del campo, que pilla un tanto despistado al portero andorrano Pedro Mayo, colándose en su portería y poniendo el marcador en un cero a uno a favor del Épila, dejando algo abatidos como es lógico a los andorranos, y con manifiesta euforia a los epilenses.
En el minuto-51, el Andorra lleva a cabo una buena incursión por banda derecha, y tras conseguir un buen tiro a la puerta epilense, hace lucirse a su portero Fabre, sacando a relucir sus cualidades de su apodo “el Gato”.
La presión andorrana siguió en aumento, y en el minuto-59 el Andorra tiene su más clara oportunidad de empatar el encuentro, en otra de sus intensas llegadas, en donde el balón es rechazado por el larguero de la portería epilense, quedando muerto en el área, y con muchos apuros la defensa epilense, logra enviar ese envenenado balón a córner.
A partir de aquí, el técnico epilense con buen criterio en mi opinión, viendo que la intensidad de los ataques andorranos iban “in crescendo”, empezó a mover la banqueta y a sacar hombres de refresco para intentar contrarrestar los arrebatos en ataque de los andorranos.
De aquí hasta prácticamente el final de esta segunda mitad, el técnico epilense logró “sofocar algo el incendio”, y a punto estuvo de conseguir “enrocarse” y salvar la victoria de su equipo, pero en los minutos de descuento, justo en el minuto-89 de partido, el ímpetu andorrano acabó por imponerse y tras romper la defensa epilense por su flanco derecho, su jugador García Gomes fusila con un trallazo imponente al portero Fabre, que nada pudo hacer en ese gol, llevando el empate al marcador.
Del empate al pitido arbitral del final del encuentro, la presión subió en el campo y en la grada, pero apenas quedó tiempo para más, excepto para una jugada que debió sobrar en el partido, y que como consecuencia de una tangana en la banda, entre jugadores epilenses y andorranos, acabó con el mal sabor de interrumpir el partido, y con la expulsión arbitral del jugador epilense el Mono Esteban, por motivos que en el momento de escribir esta crónica desconocemos.
Respecto del colegiado del encuentro, Sr Fernández Martínez, bien auxiliado en las bandas por los Srs Mohammed Makoudi y Ruiz Sumelzo, hay que decir que en general estuvo bien, sin aspavientos, sin protagonismos innecesarios, y sin que su actuación influenciara para nada en el marcador, aunque nos falta información sobre los motivos que le hicieron tomar la decisión de expulsar al jugador epilense el Mono Esteban.
Destacaron por parte del Épila, la buena actitud y el buen hacer de todos sus jugadores, y de manera especial su portero Fabre, Diloy en el centro del campo y, arriba, Adrián Molina por su golazo desde el centro del campo. Y por parte del Andorra, Su defensa de cierre Manu, Arroyave y el trabajo incansable durante todo el encuentro de su delantero y goleador García Gomes.
En definitiva, un extraordinario encuentro entre dos equipos de fuste en la regional preferente, que a buen seguro van a estar arriba de la tabla, demostrando la deportividad, competitividad y el buen fútbol que les caracteriza, felicitando a ambos equipos, por el gran espectáculo futbolístico ofrecido a todos los asistentes en el Juan Antonio Endeiza.